Cuesta creer que hoy ya hace un año de la muerte de mi padre. Esta noche alzaremos nuestra copa por él.
De joven, cuando era soldado, lo mordió una serpiento en Irak; intentó extraer el veneno con una hoja de afeitar y luego bebió una botella de whisky. ¡Todo lo que ahora nos dicen que no hagamos en esas cirdunstancias!
Después de eso, siempre tenía una botella de whisky en la casa, y la excusa era:
“Nunca se sabe cuándo te puede morder una serpiente”.
Te extraño papá.
—Michael de Sealand